¿Por qué cuando la mayoría de las personas están dispuestas a realizar cambios en sus vidas, muchas veces la intención no progresa más allá de un par de intentos? ¿Es falta de voluntad o de conocimiento lo que limita a la gente para salir de la zona de confort y atreverse a vivir en mayor armonía consigo mismos? ¿Por qué conocemos historias de sufrimiento en las que para nosotros la solución es tan evidente, como el terminar con una relación destructiva o el empezar a llevar un estilo de vida más saludable, pero la otra persona parece no verlo o entenderlo?
El miedo es una emoción en respuesta a un peligro real o imaginario. Este sentimiento nos hace reaccionar para protegernos y ponernos a salvo. Sin embargo, muchos de nuestros temores nacen a partir de pensamientos y creencias que nada tienen que ver con la realidad, o de experiencias del pasado que se han quedado grabadas en nuestro inconsciente y que se activan cuando reproducimos una historia similar ya sea a través de una vivencia, o al recrear en nuestra mente una historia que nos hace pensar que corremos peligro. Desafortunadamente, el miedo paraliza y muchos de nosotros hemos aprendido a vivir así por años.
Como cualquier emoción, el miedo ni es bueno, ni es malo, simplemente es. Su utilidad está en función de lo que hagamos con él. La forma en cómo afecta nuestra vida es lo que tenemos que analizar. En lo personal, creo muy conveniente el empezar a trabajar en nuestros miedos cuando estos nos paralizan y nos impiden realizar acciones para llevar una vida plena. La resistencia al cambio deriva de un temor a no saber si seremos capaces de dar los pasos necesarios para ser más libres y felices.
El miedo al fracaso, a lo que depara el futuro, a no hacer las cosas perfectamente nos impide ver todas las capacidades que ya tenemos y las que podemos desarrollar en función de cuidarnos mejor y ser más felices y plenos. No es que sea más sencillo permanecer como estamos, ni que no tengamos la voluntad para decidirnos a emprender nuevos rumbos, es simplemente que nos sentimos más seguros con lo que ya conocemos.
Atrevernos a romper paradigmas implica un esfuerzo, que muchas veces no estamos dispuestos a realizar. El imaginar y creer que tenemos que hacer un gran trabajo para cambiar, termina por desanimarnos y dejamos de lado la empresa. Sin embargo, "un viaje de mil millas inicia con el primer paso", como bien versa un proverbio oriental atribuido a Lao-Tse.
Te invito a que reflexiones a qué le temes cuando piensas en ese cambio que quieres realizar, como el adoptar un estilo de vida más sano o tal vez buscar otro trabajo, una nueva actividad, o terminar esa relación en la que no eres feliz. Cuando identifiques tu temor o inquietud, recuerda que la única constante en la vida es precisamente el cambio. No serías quien hoy eres si no hubieses dejado de ser un bebé, ni estarías en donde estás ni hubieras logrado todo lo que has logrado si el miedo a cambiar te hubiese frenado todo el tiempo. Has cambiado y lo has hecho valientemente y lo mejor está todavía por venir. Sólo necesitas dar ese primer paso.
Ahora lo único que tal vez haga falta sea que tomes el control de tu mente y tus emociones, es decir, el rumbo de tu existencia. Eres más que tus pensamientos, eres más que el miedo a cambiar, eres el cambio. Y cada momento, cada instante te revelará una maravilla de la vida si decides ver con atención y con valentía tu presente. Vivir así es vivir más sana y plenamente. ¡Que sea hoy tu primer paso!
Si estás interesado en profundizar en este tema o en tomar uno de nuestros talleres o en conocer más a fondo de qué se tratan, no dudes en contactarnos. Tel. (669)9852424 o escríbenos a:
contacto@nutrintegra.com
Si estás interesado en profundizar en este tema o en tomar uno de nuestros talleres o en conocer más a fondo de qué se tratan, no dudes en contactarnos. Tel. (669)9852424 o escríbenos a:
contacto@nutrintegra.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja tu comentario