Existe abundante información sobre dietas y programas para perder peso, todos los que hemos intentado bajar de peso sabemos esto. Es común que las personas inicien su dieta con la mejor de las intenciones, pero al paso de unos cuantos días, muchas de estas personas abortan la misión y como resultado surgen sentimientos de culpa, de fracaso y como es de esperarse, la báscula vuelve a marcar el peso original, si no es que unos gramos más que al inicio. Este insostenible y enloquecedor estilo de vida de entrar a una dieta y salir de ella y entonces probar otra y otra y otra más, puede generar en la persona una sensación de cansancio, culpa, frustración y desesperanza, “por qué no tengo fuerza de voluntad?” “otra vez mandé la dieta a volar”, “ya fallé de nuevo”, son algunos de los pensamientos que cruzan en la mente de quien ha intentado en repetidas ocasiones bajar de peso, sin conseguirlo exitosamente, pero la realidad es que muchas de estas dietas no funcionan.
Y las dietas milagro, relámpago, express o como les quiera llamar no funcionan, porque no están diseñadas para funcionar. La gente termina por cansarse de seguir un régimen impuesto. La mejor forma de conseguir un peso saludable, que se acompañe de satisfacción y voluntad para mantener los logros es aprender a comer poniendo atención a lo que se come y a cómo se come. A esto se le llama ALIMENTACION CON CONCIENCIA PLENA.
Cuando se practica en forma regular, la alimentación con conciencia plena nos ayuda a resaltar cada aspecto de nuestra existencia, a disfrutar no sólo de los alimentos, sino de cada momento que cruza nuestra vida y por ende, se convierte en un estilo de vida que se perpetúa.